
Esta es una de esas cosas que no quieres oir, y de las que tampoco quieres hablar, pero llegados a este punto, es mejor que todos los que lo conocian lo sepan. Parapeti lleva siendo compañero nuestro desde hace muchos años, y a pesar de que la mayoria solo lo conociamos a traves de la pantalla, era uno mas de nuestra familia. Los que lo conocisteis sabeis que tenia mucho caracter, nunca le temblo la boca para decir o hacer lo que pensaba, aunque eso significase mandarte a la mierda (como me paso con el en alguna ocasion), pero tambien le gustaban las bromas y el cachondeo, y pasabamos buenos ratos charlando por global de cualquier tonteria. Yo siempre lo vi como alguien peculiar, pero cuando lo ibas conociendo, sabias que era un compañero en el que confiar.
Hace un tiempo habia desaparecido de ikariam, mas tarde no enteramos de que habia sufrido un ictus y varios infartos. Con mucho esfuerzo se fue recuperando de las secualas de la enfermedad, y ultimamente estaba mas activo en la alianza, mas charlatan y con ganas de darle palos a quien se pusiese por delante. A mediados de septiembre nos dijo que el 1 de Octubre entraba a quirofano para una nueva operacion, un bypass coronario. El sabia que habia muchas posibilidades de que algo saliese mal, pero aun asi esperaba poder salir adelante y recuperarse una vez mas. A pesar de todo lo tomaba con humor y entereza, y eso para mi es digno de alabanza, ojala todos podamos tener su fuerza de voluntad en esos momentos.
Esta mañana nos enteramos de que no supero la operacion, nuestro amigo parapeti ha fallecido.
No se si su familia llegara a leer esto en algun momento, se que aunque lo hagan no servira para mitigar su pena, pero nos gustaria despedirnos de el y darles todo nuestro apoyo a sus familiares. En lo personal, se que nada de lo que te digan ayuda a sentirte mejor, pero reconforta saber que ese padre a quien amas nunca se rindio, y que lucho por seguir con su familia hasta el final. Esa lucha incansable de parapeti contra la enfermedad me recuerda a la de mi padre, ojala este poema de Dylan Thomas les provoque los mismos sentimientos indescriptibles que a mi.
No entres dócil en esa buena noche,
la vejez debería arder y enfurecerse al concluir el día;
enfurecerse, enfurecerse contra la muerte de la luz.
Aunque al llegar su fin los sabios sepan que la oscuridad es justa,
ya que sus palabras no desviaron el relámpago
no entran dóciles en esa buena noche.
Los hombres buenos, por ser los últimos, al lamentar lo mucho
que podrían haber brillado sus obras frágiles
se enfurecen, se enfurecen contra la muerte de la luz.
Los hombres salvajes, que capturaron al sol al vuelo y lo cantaron
y que aprenden, tarde, que entristecieron su camino
no entran dóciles en esa buena noche.
Los hombres graves, moribundos, que ven con ojos cegados
que los ojos ciegos podrían arder como meteoros y ser dichosos,
se enfurecen, se enfurecen contra la muerte de la luz.
Y tú, padre mío, desde tu altura triste,
maldice, bendíceme ahora con tus lágrimas feroces, te lo pido.
No entres dócil en esa buena noche.
Enfurécete, enfurécete contra la muerte de la luz.
la vejez debería arder y enfurecerse al concluir el día;
enfurecerse, enfurecerse contra la muerte de la luz.
Aunque al llegar su fin los sabios sepan que la oscuridad es justa,
ya que sus palabras no desviaron el relámpago
no entran dóciles en esa buena noche.
Los hombres buenos, por ser los últimos, al lamentar lo mucho
que podrían haber brillado sus obras frágiles
se enfurecen, se enfurecen contra la muerte de la luz.
Los hombres salvajes, que capturaron al sol al vuelo y lo cantaron
y que aprenden, tarde, que entristecieron su camino
no entran dóciles en esa buena noche.
Los hombres graves, moribundos, que ven con ojos cegados
que los ojos ciegos podrían arder como meteoros y ser dichosos,
se enfurecen, se enfurecen contra la muerte de la luz.
Y tú, padre mío, desde tu altura triste,
maldice, bendíceme ahora con tus lágrimas feroces, te lo pido.
No entres dócil en esa buena noche.
Enfurécete, enfurécete contra la muerte de la luz.
Un pistolero conoce el orgullo, hueso invisible que hace que la cabeza se mantenga erguida.
