CFR: Chale, esta vez se me antojaba personaje masculino pero el tema es perfecto para la Rebe que se quedó en el zombie rol. Saludos
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Nombre: Rebecca

Retrato:




Edad: La dama prefiere reservarse el dato.

Intro al Rol:

Esperaba que fuera suficiente el par de hombres contra Nikolay, sin embargo algo me reprimía en el pensamiento, ahora sabía porque, del callejón donde se internaron los tres, el cazador se convirtió en la presa, casi al salir de las tinieblas del callejón pude ver arrastrándose a nuestro hombre.

- Va a hablar, dispárale Jimmy.- Dije como si se tratara de una infalible premonición.

Jimmy, que iba en el asiento del copiloto azomó su magnum y dio el disparo certero y asesino al tipo que claramente y en voz alta casi al grito nombró a Don Tattaglia.

- Bastardo, merece su pena, vámonos. -Ordené
- Pude haber disparado a Nikolay, a muerte.
- Lo sé.
- ¿Y por qué no lo hicimos así, señorita Rebecca??
- Porque no quiero. -Contesté sin dar explicaciónes, no se trataba de un capricho obviamente, quería acorralar a esa familia, pero matar a Nikolay debía ser algo discreto y el nombre del asesino encubierto y anónimo, ahora claramente ya no era el momento. Debía ser yo la que se quedara con el crédito ante Don Tattaglia, pero no quería que la familia de Nikolay me mantuviera enumerada de primera en su lista negra.
Las llantas rechinaron mientras las ventanillas oscuras guardaban nuestros rostros de la luz.

- Fabio, da vuelta a la cuadra.
- Es sentido contrario, Becca.
- Entonces ve en sentido contrario... o vete en reversa, la mujer de blanco, vamos por ella.
- Se ha dado cuenta, se va - Intervino Jimmy
- Se dará cuenta pero no se irá.

La chica empezó a caminar rapidamente, sabía que le seguíamos, sin embargo le di la orden al chofer de que la rebasara y doblara en el callejón, justo donde se encontraba el cadaver.

- Pronto vendrá la policía, no deberíamos estar aquí.
- La policía... -Sonreí -Intenten arrastrar el cuerpo a la cajuela, pero obviamente, no lo subirán... procuren hacer ruido.

Sabía que la chica nos seguía de cerca, no era la primera vez que la veía, así que era evidente que no era casualidad que ella estuviese ahí, esperé justo en el muro en la esquina del callejón con la calle por donde se acercaba esa mujer, tal como lo supuse, se acercó, pude ver la sombra, y cuando ella se azomó tan discreta, solo pudo ver el cañón de mi revolver.

- Buen día, vienes conmigo.

Su vestimenta ahora haría juego con mi cadillac: blanco, solo que ahora nos acompañaba en el asiento de invitados: la cajuela. Encencí un cigarrillo y contemplaba satisfecha el humo salir por la estrecha abertura de la ventanilla.

- La casa era vieja, había fiesta y lleno de rameras - Contesté por un teléfono público cercano a las ruinas de la mansión, daba la noticia a Don Tattaglia -bien es sabido que, cuando el gato no está, los ratones salen hacer fiesta.
- Es una suerte que me encuentre fuera arreglando "el asunto", ya voy de regreso, las pérdidas, ¿son graves?
- Don Tattaglia, una parte quedó en pie, pero la he mandado a demoler de inmediato, los planos estan en proceso, vamos a levantar esa casa.
- Becca!, esa casa es la herencia que pasa de generación en ganeración! no me importan las putas ni los bastardos que quedaron enterrados sino el valor que representa la mansión... es un insulto, el peor de todos.
- Por ello, no debemos actuar como si aquello no nos insultara ya que solo garantizariamos la humillación, en poco tiempo daré con la familia responsable -porque esto es pleito de familias- y no solo eso, los nombres de los autores, no hace falta decir lo que haré después.
- Becca, ese ataque es un mensaje directo, es una guerra.
- Siempre hemos estado en guerra.
- Las cosas huelen mal.
- Y oleran peor.
- Cabezas rodaran, muchas.
- No las nuestras.
- Debemos cuidarnos.
- Debemos matarlos - contesté
- Trish...- el Don dijo el nombre con tono sombrío, cambiando el tema radicalmente
- ¿a qué viene ese nombre?
- En la reunión de esta mañana estuve platicando, y escuché que regresa.
- La pequeña zorra... -sonreí- mi buena y joven amiga.
- Confío en ti Becca, investiga, indaga, planea y cuidate, pero no tomes mayores desiciones hasta que yo llegue, entendido.
- Entendido... -contesté y don Tattaglia colgó - ... Don Tattaglia, parece que no me conoce - saqué uno cigarrillo y fue Fabio quien ofreció la lumbre, a la primer bocanada de humo llegó Jimmy.

- Está muerta. - Se refería a la chica de la cajuela de mi vehículo, que en el momento de la explosión seguía ahí.
- Carajo! - Estaba molesta, pero no por la muerte de la rubia, sino por el cadillac. -Fabio, tienes veinte minutos para llevarnos a la taberna, ya sabes cual.
- ¿Qué color?- interrogó Fabio, el chofer.
- Negro, estamos de luto. - Era el color del nuevo cadillac. Caminé hasta una jardinera y contemplaba las ruinas de la mansión y los demas miembros rondando por doquier, era la ofensa más asquerosa que podía haber vivido, y sabí quien había sido el autor, era obvio. Era hora de planear mi golpe.